martes, 3 de mayo de 2011

Casa Batlló, Barcelona, España. (Antoni Gaudí i Coronet)

Hoy analizaremos la casa Batlló de Antoni Gaudí i Cornet, construida entre 1904 y 1906. Nos enfocaremos en los aspectos compositivos de la misma.
El edificio se sitúa en la arteria principal de Barcelona, Passeig de Gràcia, dónde en su época fueron construidos los edificios más importantes del modernismo catalán; de hecho, cuando se comienza la reestructuración de la casa Batlló, el predio colindante albergaba ya la casa Amatller del arquitecto Josep Puig i Cadalfach. Esto determinó en gran medida la forma de proporcionar el proyecto de Gaudí. Finalmente se fijó una altura muy similar al coronamiento escalonado de la casa Amatller, que a su vez era una altura congruente con la de la mayoría de los edificios del Passeig de Gràcia. [No violentar el perfil urbano]
La escala, tanto íntima, humana y monumental fue cuidadosamente tratada. El transeúnte que pasa frente a la casa Batlló percibe unas columnas que podrían apreciarse como grandes patas de elefante hechas de arenisca gris. Este material y su tratamiento dan la idea de que las columnas hubieran sido modeladas en arcilla, contrastando la solidez del elemento estructural con la suavidad del tratamiento plástico.
Si se camina por la acera de enfrente el edificio se percibe completamente diferente, pues se pueden apreciar las distintas partes de la construcción, los juegos de luces, la escala real y se presta más atención a los detalles plásticos que enriquecen la obra de Gaudí. De la escala íntima hablaremos más adelante.
La casa Batlló se articula formalmente en tres partes. La planta baja y el primer piso pueden ser interpretados como la basa/basamento del edificio, las plantas superiores, decoradas con balconcillos de hierro colado, funcionan como el fuste, y finalmente, el gracioso tejado que paree el lomo de un dragón, junto con la torrecilla, funcionan como capitel.
La fachada principal es dotada de ritmo a partir de la repetición de los balcones y las ventanas equidistantes, además del recubrimiento de discos de cerámica vidriada. El color predominante es un azul verdoso cuya tonalidad varía con la luz diurna.
Así, vemos el interés de Gaudí por hacer una arquitectura de la luz, donde la cromática es esencial. Los cristales y discos cerámicos que adornan los muros parecen
moverse al ritmo de las olas. En el patio interior se colocaron mosaicos azules de diferentes tonos, así el color se va haciendo progresivamente más suave según desciende y de acuerdo al tamaño de las ventanas.
Sin duda el mejor tratamiento del color de la casa se aprecia en el tejado abuhardillado de doble techo. Éste permitía contrarrestar las diferencias térmicas y generar ventilación para la casa. Su forma es completamente coherente con su sistema constructivo, a base de arcos catenarios.
La cubierta es evidentemente asimétrica y está revestida con baldosas-escamas de cerámica vidriada de colores que oscilan del amarillo al azul pasando por el verde.
Se considera que en esta fachada del Gaudí maduro se alcanza la culminación de su talento compositivo; pues se logra equilibrar muchos elementos autónomos: los materiales, la relación entre interior y exterior, los componentes modulares irregulares y los juegos de asimetría.





Así, podemos ver que este proyecto fue concebido con una profunda conciencia de la composición, pues al observarlo se percibe ritmo, movimiento, se aprecian cualidades de cromática, una métrica coherente con el entorno, un manejo de escalas impresionante –y variable, pues los espacios interiores generados son muy íntimos, pese al carácter monumental de la fachada principal- además de cualidades plásticas que testifican los valores y el estilo de vida de la sociedad catalana de principios del siglo XX.
Fuentes CRIPPA, María Antonieta. Gaudí: De la naturaleza a la arquitectura. Taschen. 2007. Alemania. ZERBST, Rainer. Gaudí: Una vida dedicada a la arquitectura. Taschen. 1991. España. FAHR-BECKER, Gabriele. El modernismo. Könemann. 1988. Italia



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